Lo último para hacerte un automasaje facial se llama Kansa Wand y tiene más de 5.000 años.
El metal que compone esta maravillosa herramienta de automasaje es una mezcla sagrada de cobre y estaño, que estimula la producción natural de colágeno y elastina. Según la antigua sabiduría ayurvédica, se cree que el metal kansa es más curativo que el oro o la plata y ayuda a aumentar la capacidad de curación de la piel.