Este aceite transforma la textura de la piel, esculpe y redefine los contornos, aportando una gran elasticidad, hidratación y efecto tensor.
Su poder regenerador lo hace ideal para el masaje nocturno con el propósito de potenciar la renovación de la piel mientras dormimos. El aroma sutil y relajante de los aceites esenciales de mandarina y lavanda, juega un papel clave para calmar las emociones y mitigar el estrés.